Polo Margariteño

de Soledad Bravo

Becho toca el violín en la orquesta,
cara de chiquilín sin maestra,
y la orquesta no sirve, no tiene
más que un solo violín que le duele.

Porque a Becho le duelen violines,
que son como su amor, chiquilines;
Becho quiere un violín que sea hombre,
que al dolor y al amor no los nombre.

Becho tiene un violín que no ama,
pero siente que el violín lo llama,
por la noche como arrepentido,*
vuelve a amar ese triste sonido.

Mariposa marrón de madera,
niño violín que se desespera,
cuando Becho no toca y se calma,
queda el violín sonando en su alma.

Porque a Becho le duelen violines,**
que son como su amor, chiquilines;
Becho quiere un violín que sea hombre,
que al dolor y al amor no los nombre.

Vida y muerte, violín, padre y madre;
canta el violín y Becho es el aire,
ya no puede tocar en la orquesta,
porque amar y cantar eso cuesta.

Lararalararailalalaila...***


* Mercedes Sosa dice "por las noches como arrepentido".
** Mercedes Sosa no canta esta estrofa.
*** Mercedes Sosa suprime el tarareo del final.


Versión primigenia grabada con flauta, publicada en 1998, en Los archivos inéditos vol. 9:

Becho toca el violín en la orquesta,
cara de chiquilín sin maestra,
y la orquesta no sirve, no suena
sin violines cansados que duelan.

Porque a Becho le duelen violines,
que son como su amor, chiquilines;
Becho quiere un violín que sea hombre,
que al dolor y al amor no los nombre.

Pero el violín de Becho es un mito,
hay violines que suenan distintos,
Becho quiere un violín que sea nadie,
cuatro cuerdas que suenen al aire.

Becho tiene un violín que no ama,
pero siente que el violín lo llama,
por la noche como arrepentido,
vuelve a amar ese triste sonido.

Porque a Becho le duelen violines,
que son como su amor, chiquilines;
Becho quiere un violín que sea hombre,
que al dolor y al amor no los nombre.

Vida y muerte, violín, padre y madre;
canta el violín y Becho es el aire,
ya no puede tocar en la orquesta,
porque amar y cantar eso cuesta.

Lararalararalalalaila...

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