El plebeyo

de Pedro Infante

La noche cubre ya con su negro crespón
De la ciudad las calles que cruza la gente
Con pausada acción
La luz artificial con débil proyección
Propicia la penumbra que esconde en su sombra
Venganza y traición

Después de laborar, vuelve a su humilde hogar
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo
El hombre que supo amar
Y que sufriendo está esa infamante ley
De amar a una aristócrata siendo plebeyo él
Trémulo de emoción, dice así en su canción

El amor, siendo humano, tiene algo de divino
Amar no es un delito porque hasta Diós amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarme quieren la fé del corazón?

Mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo
El alma en que se anida mi incomparable amor
Ella de noble cuna y yo humilde plebeyo
No es distinta la sangre ni es otro el corazón
Señor ¿por qué los seres no son de igual valor?

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