A la Sombra de un León

de Joan Manuel Serrat

Eres la noche, esposa, la noche en el instante
Mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
Donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
Su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
Incendia mi osamenta con un escalofrío.

Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Y yo soy el mediodia.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
De llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
Las almas de los pozos y el vino difundidas.


Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
Tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
Con todo el firmamento, la tierra estremecida.

Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Y yo soy el mediodia.

Caudalosa mujer, en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
Verían que grabada llevo allí tu figura.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
Seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
Se besan los primeros pobladores del mundo.

Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Eres la noche, esposa
Y yo soy el mediodia.

Eres la noche, esposa
Y yo soy el mediodia.

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