Ha sido tal el revival postpunk que el resultado ha llegado a asumir matices un poco paródicos. En principio no parece muy difícil elaborar una canción post-punk: coges un ritmo del “Unknown Pleasures” o del “In The Flat Field”, le añades un bajo machacón también extraído de dichos pilares del género, junto con guitarras tocando acordes menores y sintetizadores gélidos, y te puede quedar algo razonablemente bien elaborado. Ahora bien, sorprender y emocionar al público no es tarea fácil; y es algo que, desde Los Ángeles, ha logrado Cold Showers en dos EPS y en un disco de larga duración: Highlands (2011), Decay (2012) y Love and Regret (2012), respectivamente. Y es que Cold Showers, a pesar de tener sonidos y texturas musicales que recuerdan al movimiento postpunk, suena actual y, sobre todo, necesario, porque basa su idiosincrasia en celebrarse a sí mismo y no a las agrupaciones que lo inventaron sin caer en ese solipsismo tan en boga hoy en día.